RECUERDOS DE UNA ABUELA MODISTILLA (2)

En el Cuaderno de Recuerdos de la abuela aparecen escritos muy peculiares. Cuenta María que trabajaba en casa de sus padres con tres chicas a su cargo. No podemos saber la fecha exacta, pero entre los papeles que guardamos apareció la factura de su primera máquina de coser. La compró nuestro bisabuelo el 25 de junio de 1924 en el almacén José Carrera, de la calle San Joaquín, esquina Fuencarral. Una Singer que aún conservamos. Costó 380 pesetas de entonces y estaba garantizada ¡POR 10 AÑOS!...

“Yo por entonces trabajaba en casa y tenía tres chicas trabajando, que eran Aguedita, Pili y María “la Chata”, porque tenía mucho trabajo, y recuerdo que la hija del jefe de mi padre se presentó a un concurso de trajes de papel en el “Casino Militar” y yo la hice el traje que tenía que ser de papel y el traje figuraba ser un cesto de violetas; y ganó el “Segundo premio”. Era un papel especial en varios tonos de color Violeta muy bonito; era una época que no se trabajaba en serie, las modistas tenían mucho trabajo porque se hacía Artesanía.”

Así relata sus años de trabajo de modista, de los que no sabemos mucho más, sus salidas con amigas y noviazgo con el que después sería nuestro abuelo Carlos Fernández, de correrías y verbenas por el Madrid de entonces, por sus comercios y plazuelas. Se casó en plena guerra civil en 1937, y después ya no habla de la costura y de las modistillas. Hay recuerdos del hambre y del racionamiento. Hay un trozo curioso en el que describe las telas que compró cuando se casó. Imaginamos que las comprarían antes de guerra, o al menos antes de que la cosa se pusiera fea. En la casa familiar aún quedan algunas de esas sábanas o parecidas..

“Yo cuando me casé compré las piezas de tela para las sábanas “La Llave” que era una de las mejores marcas de algodón que había, en la Calle Atocha, en Prats. Las compré a 30 pesetas cada pieza, o sea 60 pesetas las dos piezas, y cada pieza tenía seis sábanas de cama matrimonio y la tela blanca por metros a 50 céntimos y a 25 céntimos metro, y paños para hacerte un abrigo a 15 pesetas metro o a 25 los más caros y las confecciones a 25 pesetas según eran los modelos. Una camisa de caballero a la medida 30 pesetas de popelín.”

Lo que siempre recordaremos sus nietos es que la abuela nunca dejó de coser en casa, hasta hacía vestidos en miniatura o pequeñas muñequitas con pelo de verdad. Su RINCÓN DE COSTURA siempre estuvo allí.

Próximamente más recuerdos de la Abuela.