Eduardo Fernández tenía su pequeña tienda-taller en la calle de la Pasa, muy cerca de la Plaza Mayor, donde se estableció durante 25 años. Posteriormente, tras un breve paso por un estudio en la Cava de San Miguel, en 1985, Eduardo y su esposa Encarnación García mudan su negocio al número 6 de la plaza Mayor. Eduardo, ceramista y comerciante, continuaba plasmando Madrid en todo tipo de piezas de cerámica y porcelana, murales de fachadas y dedicado también al mundo de la heráldica.
Entre sus obras más reconocibles, un mural donado al Ayuntamiento de Madrid del antiguo plano de Pedro de Teixeira, que se conserva en la Casa de la Villa…
…la fachada del restaurante La Chata (Cava Baja, 24)…
…varios murales para el interior del restaurante Las Cuevas de Luis Candelas (Arco de Cuchilleros)…
…los murales que decoran la barra de la Cervecería Plaza Mayor 2…
Y aquí seguimos, ahora tres de sus hijos; Carolina, Nacho y Carlos, manteniendo lo que desde el principio quiso que fuera Gritos de Madrid, un establecimiento tradicional, de atención especializada y con productos exclusivos.